El cerebro de un bebé recién nacido es similar a un caótico conjunto de neuronas sin conectar, ansiosas de ser estimuladas, dirigidas y ‘cableadas´ en un patrón lógico.
Siguiendo esa analogía, el complejo cableado crea un enorme número de conexiones que producen un rápido sobre desarrollo del cerebro entre los 2 y 10 años de edad. Por eso, de acuerdo a las investigaciones científicas, lo mejor es mantener la mayor cantidad de neuronas activas.
Debido a que las regiones cerebrales se desarrollan sistemáticamente existen períodos óptimos para el aprendizaje. Distintas regiones son más maleables en determinadas fases, es decir que nuestro cerebro se encuentra particularmente abierto a ciertos estímulos en ciertas etapas, una vez que esta etapa ha finalizado perdemos “esa habilidad única”.
Así, por ejemplo, si un niño quisiera aprender a tocar un instrumento musical, no debería esperar hasta los 20 años ya que en esa etapa la corteza cerebral ya está desarrollada. Debería hacerlo desde temprana edad cuando su corteza cerebral está preparada para dicha actividad. Las conexiones que se generaron en ese momento pasarán a ser importantes para el desarrollo cerebral.
En ese sentido, el camino que nos guía a la adquisición de un idioma comienza aún antes del nacimiento, cuando el feto escucha la voz burbujeante de su madre dentro del útero materno.
Al principio los bebés responden al ritmo o música del idioma no a las palabras propiamente dichas. Pero muy pronto asimilan los sonidos típicos del idioma de sus padres. Cada idioma utiliza diferentes grupos de sonidos (fonemas) que se combinan para formar sílabas. Para un adulto es casi imposible pronunciar correctamente los fonemas de una lengua extranjera.
Asimismo, de acuerdo a Janet Werker y Richard Tees, psicólogos de la Universidad de Columbia en Canadá, los bebés a los 4 meses responden a cualquier fonema de idiomas completamente distintos entre sí. A los 6 distinguen perfectamente entre el idioma materno y otro al que haya sido expuesto. Entre los diez meses y el año enfocan su atención en los diferentes fonemas de su idioma ignorando las diferencias entre sonidos de otra lengua. No es que pierden la habilidad de distinguir estos sonidos sino que simplemente no les prestan atención. Esto les permite aprender rápidamente las sílabas y palabras de su idioma nativo.
Teniendo en cuenta estas características y etapas óptimas para el aprendizaje del idioma y de otras habilidades y herramientas para el desarrollo de las personas, en Puerto Crianza elaboramos un proyecto pedagógico contempla todo esto de manera primordial, por lo cual se implementan actividades especialmente pensadas y probadas para cada edad y área.
El mismo se apoya en dos pilares esenciales:
Bilingual education (inglés-castellano)
Music Time (incluye el abordaje a la misma mediante el acercamiento a la guitarra, con talleres especiales para los niños de 2 y 3 años).
Fuente: Materna.com.ar