Muchas veces nos enfrentamos a circunstancias donde nuestros hijos se quejan constantemente, no valoran lo que tienen y hasta momentos donde no toleran la adversidad. Consejos para manejar estas situaciones.

PH: The Children’s Clinic
Un día escuchás a tu hijo enojarse mucho con él mismo porque no puede armar un rompecabezas. Otro día grita hasta cansarse porque quiere un juguete que tiene su amigo. Y así comenzás a vivir varias situaciones donde te das cuenta de que tu hijo ve el mundo de forma negativa, y de la mano de esos momentos viene la pregunta: «¿Qué hice mal?».
«Hay que entender que los chicos no son máquinas que los moldeamos a nuestro gusto y placer, existe la subjetividad: es la forma en que cada persona vive y siente una situación y tienen una forma de pensar propia más allá de lo que los padres queramos», sostiene la psicóloga Analía Mitar.
Ser un espejo
La profesional explica que las «quejas» empiezan en general alrededor de los cuatro años, cuando los niños se dan cuenta fehacientemente de que pueden desobedecer y empiezan quejándose de lo que sus padres le imponen y ellos no quieren aceptar.
«La idea es que la positividad se vaya naturalizando y para ello primero son los padres quienes debemos ser positivos. Nosotros debemos demostrarles que si se caen o se debilitan lo importante es permitirse sentirse frustrados y luego retomar las ganas de ser positivo», sostiene la especialista.
También aconseja que a los niños se les debe permitir tener sus enojos, sus malos momentos; si no, se corre el riesgo de que todo en realidad no sea un cambio profundo y termine siendo una imposición. ¿Quién puede estar bien y 100% positivo frente a la adversidad? ¡Nadie! Lo que sí importa es enseñarles que cuando nos sentimos tristes o negativos, podemos buscar afecto o ayuda que nos permita empezar a salir de ese lugar.
«La mejor manera de enseñar es con el ejemplo, algo que parece sencillo pero en la práctica no lo es. Dar el ejemplo es ser coherente entre lo que se dice y se hace y los padres muchas veces no lo somos» apunta Mitar.
En la práctica
¿De qué manera podemos generar conductas positivas en nuestros hijos? La Lic. Mitar nos brinda una serie de consejos para que vivan la vida de forma plena aprendiendo a sobreponerse a las adversidades:
*Cuando se enoje dale el tiempo para que se le pase la rabieta y luego ver cómo superar el problema. No hay que apurarlo a que se reponga. Por ejemplo, si algo se rompió, ofrecele repararlo, porque es una actividad que requiere esfuerzo, dinamismo, ganas y capacidad de ser positivo frente a algo que nos salió mal.
*Estimulalo a hacer cosas buenas por ellos mismos y por su familia: dependiendo de la edad, puede ser regar las plantas, levantar la mesa y estimular su cumplimiento. Esas actividades enseñale que las haga solo por el hecho de ser bueno, de ser compañero sin necesariamente recibir algo material a cambio.
*Ofrecele actividades al aire libre, que sean divertidas y en las cuales socialice.
*Ayudalo con su autoestima, felicitalo frente a sus logros por más que sea pequeño. Cuando uno se siente reconocido, se siente bien consigo mismo y le dan ganas de ser más cooperador. Felicitalo públicamente, es importantísimo porque lo hace sentir autosuficiente.
*Transmitile la idea de ser positivo y creativo, llevalo adelante en tus acciones y palabras.
¡Aprender a decir «no»!
A veces nos encontramos con niños que no valoran lo que tienen. ¿Cómo podemos evitar esto? La especialista responde que para que un niño aprenda a valorar, no hay que darle todo. Y en esto nuestro rol de padres es esencial, porque somos nosotros quienes debemos aprender primero a tolerar la frustración de nuestro pequeño frente a un «no», a un límite o a un fracaso.
«Muchas veces hay papás que no aceptan ni toleran el llanto del niño y le ofrecen cosas que no siempre necesitan. Y lo esencial es enseñarles a conseguir cosas, es un proceso que hay que poder sostener», explica Mitar. Y agrega que para generar deseo debe existir algo que falta, entonces no hay que ofrecerle recompensas a los niños solo cuando se portan bien; si no, estamos generando en ellos una actitud siempre de espera.
El aprendizaje y la posibilidad de crecimiento es un camino que conlleva errores y aciertos, y todos son valorables. «Con los niños hay que saber que quieren todo ya, no quieren esperar y que siempre lloran frente a lo que consideran sus desdichas. Si como padres superamos eso, estamos por muy buen camino» destaca la psicóloga.
Por Gloria Kaspar / Asesoró: Lic. Analía Mitar, psicóloga, especialista en Familia y Crianza. Fundadora y Directora de Family Hold. M.N: 17.818.
Fuente: Para Ti – Infobae