Cuidar la higiene del bebé es vital para su sano desarrollo y crecimiento. En todo ser humano, la piel protege de factores externos como bacterias, sustancias químicas y funciona como barrera, ya que impide la entrada de sustancias nocivas, así como también la salida de sustancias indispensables para el buen funcionamiento del cuerpo humano.
Y la piel del recién nacido hay que cuidarla más, ya que es “inmadura”: recién a los 3 años empieza a madurar. Algunas de sus características: la piel tiene varias capas, y en el bebé es mucho más delgada, un 50%, por lo cual es mucho más permeable. Además, sus mecanismos de defensa también están inmaduros, por lo cual su función protectora no está totalmente desarrollada y la piel se puede infectar más fácilmente.
La piel de la zona del pañal es la que quizás puede sufrir más. Es más permeable, más indefensa a infecciones y más sensible al frío y al calor, además de estar en contacto con el pis y la caca del bebé.
El pis genera humedad y la humedad puede irritar y lastimar la piel y la caca tiene un enzima que transforma la urea en amoníaco y la irrita. Por eso, los pediatras aconsejan elegir un buen pañal y tener hábitos de higiene, como la periodicidad del cambio del pañal y la limpieza de la zona y el uso de cremas o talcos acordes a cada bebé y sus necesidades.
Es importante elegir un buen pañal que brinde confort y que tenga características como:
– que contenga cremas, como de aloe vera, para regenerar la piel y aprovechar sus propiedades antiinflamatoria y cicatrizante.
– de material extra suave, con gran poder de absorción.
– debe ser cómodo para que permita jugar y dormir tranquilo.