Lo que puede ser algo ocasional, a veces termina siendo una costumbre y una situación permanente: pasarse a la cama de mamá y papá para dormir.
Los expertos indican que es importante, tanto para su salud como para la de los papás, que los niños adquieran el hábito de dormir en su propia habitación.
Luego de un día agotador en el trabajo y luego de haber cumplido con las tareas del hogar, la cena familiar y de haber disfrutado de los niños, llega el momento para irse a dormir. Lavarse los dientes y meter a los chicos en la cama parecería algo sencillo, si no fuera porque luego se pasan a la «cama grande» para no dormir solos.
Pero los especialistas hacen hincapié en la importancia que tiene para el niño dormir en su cuarto.
Por un lado, porque dormir es fundamental para aprender, para descansar el cuerpo y estar despiertos y atentos al día siguiente. Es fundamental lograr una buena calidad de sueño y dormir, al menos, unas 7 u 8 horas diarias; para potenciar el rendimiento, estar de buen humor y de buen ánimo.
En segundo lugar, porque dormir solos contribuye a reforzar su seguridad y su autonomía, además de fomentar hábitos saludables de sueño que mantendrá en años posteriores.
De acuerdo a Pablo Barraza, psicólogo de Hémera, Centro de estudios del estrés y la ansiedad, «el reconocer su habitación como espacio propio implica para el niño trazar un límite que lo separa de sus padres, que contribuye a construir una relación jerárquica con ellos. Los reconoce como autoridad a la que se debe obedecer y que dispone las normas a seguir. Esto colabora para instaurar una relación de asimetría entre el niño y sus padres, en la que cada uno tendrá un rol que hará la vida de todos más armónica».
Este especialista da algunos consejos para lograr a que los niños duerman en su propio espacio y dejen la cama matrimonial, precisamente, para el matrimonio o la pareja.
Hay que tener en cuenta que el niño espera despertar donde recuerda haberse dormido. Por eso, si concibe el sueño en su cuarto podrá volver a dormirse en él cada vez que se despierte. Pero el niño que se duerme en brazos o en cama ajena, al despertar llorará o se asustará, y reclamará esos brazos o esa cama.
Por un lado, es importante hacer hincapié en que su cama es un espacio único y seguro, que le pertenece, y que está rodeado de los objetos que más aprecia y que más le gusta.
Mientras se da el proceso, es probable que, durante las primeras noches, que el niño requiera la presencia de sus papás varias veces, por lo cual es importante acudir a su llamado con buen humor y una actitud positiva para que pueda confiar en que sus padres están disponibles siempre que los necesite. Esto reforzará su seguridad. Con el paso de los días, sus despertares en mitad de la noche se harán menos frecuentes.
Ante todo, el niño seguramente se opondrá y se mostrará caprichoso, pero es fundamental no ceder y mantenerse firmes en la decisión.
Que interesante yo tengo un nene de tres años y a un duerme con papa y mama, por el espacio que no tengo en casa y me gusto el tips.