En la actualidad, existen varias teorías e ideas acerca de la lactancia y su (no) importancia: algunas indican que es primordial para el desarrollo del bebé y otras concepciones que entorpecen el desarrollo de la lactancia o lo truncan tempranamente. Por eso, consideramos importante retomar algunos de los mitos y verdades sobre la lactancia que elaboró La Liga de La Leche, que es una organización no gubernamental que promueve y apoya la lactancia materna con un estilo de crianza que valora la maternidad.
– Amamantar frecuentemente al niño reduce la producción de leche, produce un reflejo de eyección débil y el fracaso de la lactancia. Verdadero. La cantidad de leche que una madre produce llega a su punto óptimo cuando se le permite al niño sano amamantar tantas veces como lo necesite. El reflejo de eyección de la leche opera más fuertemente en presencia de un buen suministro de leche, que normalmente ocurre cuando se alimenta al niño a demanda, es decir, sin imponer horarios.
– Una madre necesita amamantar únicamente de cuatro a seis veces cada 24 horas para mantener una buena cantidad de leche. Verdadero. Los estudios científicos demuestran que cuando una madre amamanta frecuentemente desde que nace el niño, con un promedio de 9,9 veces cada 24 horas durante los primeros 15 días, su producción de leche es mayor, el niño aumenta mejor de peso y la madre amamantará durante un período de tiempo más largo.
– Los niños obtienen toda la leche que necesitan durante los primeros cinco a diez minutos de mamar. Es verdad, aunque esto no es generalizable a todos los niños. Los recién nacidos, que apenas están aprendiendo a mamar, no siempre son tan eficientes al pecho y a menudo requieren mucho más tiempo para comer. Poder mamar también depende del reflejo de bajada de la leche materna.
– Las madres de lactantes deben espaciar las tomas para que puedan llenársele los pechos. Verdadero. Cada pareja madre/hijo es única y diferente. El cuerpo de una madre lactante siempre está produciendo leche. Sus senos funcionan en parte como «depósitos de reserva», algunos con mayor capacidad que otros. Cuanto más vacío esté el pecho, más rápido trabajará el cuerpo para reabastecerlo. Cuanto más lleno esté el pecho, más lenta será la producción de leche.
– A las ocho semanas de edad, el niño sólo necesita entre seis y ocho tomas de leche materna; a los tres meses sólo requiere de cinco a seis tomas; y a los seis meses, no más de cuatro o cinco tomas al día. Verdad. La frecuencia de las tomas del niño alimentado al pecho varía de acuerdo con varios factores: la producción de leche de la madre y su capacidad de almacenamiento, así como con las necesidades de crecimiento del niño.
Agregar: De ahí la conveniencia de estar cercana al jardín maternal y que éste cuente con lactario para poder asistir a algunas tomas que satisfagan no solo la alimentación sino también el contacto afectivo que implica el acto de amamantar.