El sueño juega un papel fundamental en el desarrollo y el bienestar infantil, favoreciendo los procesos de atención y memoria, ayudando en la consolidación del aprendizaje… Pero cada niño es único en su manera de dormir y en muchas ocasiones pensamos que algo “falla” en este proceso.
No es fácil determinar si un niño sufre trastornos del sueño y lo que a algunas familias les resulte habitual o normal para otras supongan un trastorno. Por eso debe valorarlo un profesional y hemos de fijarnos en, sobre todo, si la manera de dormir afecta a la salud del niño o niña.
En ocasiones, tan solo hemos de esperar a que el niño crezca, a que madure, pero observaremos que se encuentra bien durante el día y su sueño no afecta a su salud. Si la única consecuencia de sus «problemas de sueño» es nuestro cansancio, se trata de un cuestión habitual y normal.
No obstante, existen unas preguntas clave que nos pueden hacer sospechar trastornos del sueño, que son las siguientes según la «Guía de Práctica Clínica sobre trastornos del sueño en la infancia y adolescencia»:
Durante el día…
- ¿Tiene mal rendimiento escolar?
- ¿Tiene hiperactividad?
- ¿Tiene trastorno del comportamiento, agresividad?
- ¿Sufre accidentes frecuentes?
- ¿Sufre dolores de crecimiento?
- ¿Padece cefaleas matutinas?
- ¿Tiene retraso pondero-estatural?
- ¿Tiene somnolencia diurna excesiva (en mayores de cinco años)?
- ¿Mejora la conducta del niño si duerme más?
Fuente: Boletín de la AMEI