Las verduras y las hortalizas suelen ser palabras prohibidas en muchas familias y jamás se ven en los platos de las cenas o almuerzos. Sin embargo, son alimentos muy importantes que se deben ingerir desde pequeños.
Lucio Tennina, médico especialista en nutrición y autor del libro «Qué come mi hijo» da algunos tips para incorporar estos alimentos a la dieta familiar y, en particular, de los chicos; ya que, a veces el menú familiar se suele modificar función del gusto de los padres y no de las necesidades de la salud del niño.
- El niño aprende por imitación. Toda la familia debe comer verduras y hortalizas, de la forma más sana y simple: hervidas y con aceites. Cuando se le agregan más condimentos deja de percibirse su sabor original y, además, deja de ser tan sano (si, por ejemplo, se le agrega queso o harinas).
- Es importante evitar lo que el autor denomina «competencia desleal» entre la “comida sana” y la “comida que le gusta al adulto”. La identificación del niño con sus progenitores va a producir que rechace el alimento que comió hasta entonces y que pida lo que comen sus padres.
- El dulce es el único sabor que el bebé reconoce. Los demás sabores se aprenden a lo largo de la vida. Por eso, por ejemplo se recomienda que el bebé coma zapallo al comienzo del destete, que es más dulce y fácil de aceptar y no espinaca o verduras verdes, que suelen ser más amargas.
- Lo más sano es el puré con aceite de maíz. Si en la casa las verduras se comen enmascaradas en forma de tartas o como relleno de empanadas, el niño va a terminar rechazando el puré. Pero el puré con queso y manteca no resulta ser más el saludable puré.
En síntesis, es importante lograr un equilibrio entre los gustos de la familia y las necesidades de los chicos.