Malas palabras: por qué las dicen y qué hacer en esos casos

malas_palabras_progenitestNunca suenan bien y, claro, no es correcto decirlas. Pero dichas en boca de chicos siempre causan un efecto de risa en quienes lo escuchan (y de vergüenza por parte de los padres). Y por eso mismo las dicen.

Alrededor de los 3 años, los chicos aprenden muchísimas palabras y son como una esponja: absorben lo que escuchan en la casa, en la calle, en el jardín de infantes, en la televisión, etc. Y, un día, de pronto, sueltan una palabra que nos deja helados, que nos causa gracia, enojo o alguna otra emoción y que no nos resulta indiferente.

Y al provocar esas reacciones, los chicos se dan cuenta de que decir una “mala palabra” provoca cosas y que reemplazar esa palabra por otra “común” no es igual de divertido.

Por eso, lo recomendable es restarle importancia. Si le damos una gran importancia a esa “mala palabra”, le estamos otorgando un gran poder.

Es importante no enojarse ni reírse. Es útil decirles, con tranquilidad y sencillamente, que esa palabra puede molestar a otro y que, por eso, es preferible no decirla. No más explicaciones y a pasar a otra cosa.

La pertinencia de las palabras (y de las actitudes) es algo que se aprende con el tiempo.

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