Durante los meses que el bebé se gesta en el útero de su mamá, no hay deposiciones (salvo en caso de sufrimiento fetal). Su intestino funciona y se llena de una sustancia negra o con coloración verde -producto del trabajo del hígado- y es conocida como meconio, que será lo primero que expulse el bebé al poco de nacer.
Dentro del útero, el bebé toma líquido amniótico permanentemente (que tiene el olor y el gusto de lo que la madre come) y sí orina en él.
Gracias a que el calostro es laxante, cuanto más sea amamantado el bebé más rápido será la expulsión del meconio, que suele producirse durante las primeras 24 horas luego de haber nacido. Y cuanto más rápido sea eliminado el meconio, será menor la posibilidad de que el bebé tenga tener ictericia.
Luego, es importante controlar las todas las veces que el bebé ensucie el pañal. Cuando la leche materna madura comienza a salir en abundancia, lo que se produce entre el 3er y 7mo día después del nacimiento, el bebé debería eliminar 2 ó 3 por día. A veces, el bebé expulsará desechos luego de cada comida a causa del reflejo que produce el estómago cuando se llena y la digestión comienza.
Hay que tener en cuenta que si el recién nacido toma mucha leche materna, ensuciará muchos pañales (con orina y deposiciones) y subirá rápidamente de peso. Sin embargo, a veces puede pasar que el bebé no expulse sus deshechos durante algunos días. Si esta situación persiste, será motivo de consulta al médico.