Cuando un niño dice malas palabras suele causar gracia entre los adultos y vergüenza en los padres. No es una situación cómoda para los papás de un niño que dice “palabrotas”, ya que queda como un niño mal educado o padres que no saben poner límites y enseñar el lenguaje acorde a su edad. Para hacer que los niños pequeños no digan malas palabras, vamos a recopilar algunas cuestiones a tener en cuenta sobre por qué las dicen y algunos consejos para evitarlo.
La etapa en que los niños dejan atrás los pañales y comienzan a controlar su esfínter es el origen de la problemática. Y es que aprender y saber retener/expulsar les produce un gran placer y por eso, todo lo que tenga que ver con ir al baño les resulta sumamente interesante. Por otro lado, lo asocian con lo desagradable: mancharse la cola o mojarse en la cama. Por eso, en este momento de sus vidas suelen elegir palabras relacionadas con lo escatológico para llamar la atención de los adultos, porque son palabras de las que han tenido vivencias concretas en lugar de otras de las cuales no conocen bien el significado.
A medida que crecen, cambia el contenido de estas expresiones y su motivación. Escuchan malas palabras en la calle, el colegio o la propia casa y las repiten. Aquí entrarán en juego las palabrotas propiamente dichas. ¿Por qué lo hacen? Para transgredir las normas, para ser igual a los otros niños y/o para demostrar que ya no son bebés.
Qué hacer para que los niños no digan malas palabras:
Ignorarlos: si sabemos que lo hacen para llamar nuestra atención, lo mejor es ignorarlos. Así se evita entrar en el juego de la provocación.
Dar el ejemplo: no decir malas palabras en frente de los niños. Para que no nos imiten y para ser coherentes con lo que estamos tratando de enseñarles.
No sobreactuar: hay que recordar que, aunque cometieron una falta, son pequeños y sólo pretenden jugar. No hay que ser demasiado estrictos a la hora de corregirlos.
Explicar qué palabras no son correctas: que entiendan cuáles son las que no nos gustan y el porqué. No en el momento en que las dicen, pero tampoco que la explicación sea muy distanciada del hecho concreto.
Explicarles qué significa esa palabrota que gritan todo el día: que entiendan que si insultan a sus amiguitos o hermanos los pueden herir.
Fuente: Materna.com.ar